Que buscaban permitir que los contenidos de los usuarios fueran
usados en productos publicitarios y despertaron un escándalo esta
semana. Sin embargo, no queda claro cómo la nueva redacción soluciona el
motivo del escándalo, y analistas y observadores han expresado nuevas
preocupaciones sobre los términos del servicio.
En un nuevo post
en el blog oficial del servicio, el fundador de Instagram, Kevin
Systrom, afirmó que tratarán el tema de la pauta publicitaria de otra
manera. “En lugar de pedirles permiso para introducir posibles productos publicitarios que aun no hemos desarrollado,
vamos a tomarnos el tiempo de completar nuestros planes, y retornar a
nuestros usuarios y explicarles cómo quisiéramos que funcionara nuestro
negocio de publicidad“, escribe.
El párrafo que causó la discordia decía que el usuario “acuerda que un negocio u otra entidad pueda pagarnos [a Instagram] para
mostrar su usuario, apariencia, fotos (junto con cualquier metadato
asociado) y/o acciones que usted tome, en conexión con contenido o
promociones pagas o patrocinadas, sin ninguna compensación” para el usuario.
Los nuevos términos de uso quedaron como los actuales, en los que dice: “usted [el usuario] acepta que Instagram puede ubicar […] publicidad
y promociones en el servicio y en, acerca de, o en conjunción con su
contenido. La manera, modo y extensión de esos avisos y promociones está
sujeta a cambios sin que usted sea avisado explícitamente“.
Si nos ceñimos al texto de los términos de uso, el problema sigue siendo el mismo y siempre ha estado ahí:
el contenido generado por los usuarios, que es propiedad de ellos,
puede ser usado por Instagram para hacer publicidad. Lo único que los
usuarios tenemos a favor es la promesa de Systrom, a quien no le
convendría una desbandada en el servicio.
Pero si Instagram decidiera no cumplir con la palabra de
Systrom y meter publicidad sin avisar, los términos de uso lo respaldan
para hacerlo.
Más problemas.
A juicio de Brian Bishop, de The Verge, la decisión de Systrom deja a los usuarios en una posición potencialmente peor. Hablando del pasaje citado arriba, dice que está escrito en “un lenguaje demasiado amplio” que permite que el servicio haga, si quiere, cosas como “poner logos encima de las fotos de los usuarios y usarlas como una publicidad de Instagram“.
Otro problema tiene que ver con el hecho de que, en los nuevos
términos de uso, Instagram compromete a los usuarios a que desistan de
llevar acciones de grupo contra el servicio.
A juicio de Michael Rustad, profesor de leyes en la Universidad de Suffolk, en la práctica esta medida les impide a los usuarios demandar al servicio ante una corte. “Ningún abogado tomará esos casos“, dijo a Reuters, pues en esas situaciones “todo está en contra del consumidor. Es una pretensión, es una ficción legal que hay salidas“.
Rustad ha estudiado los términos de uso de 157 servicios de redes sociales y solo ha encontrado esta prohibición de seis de ellos.
Más allá de todo esto, el tema al final es el mismo de siempre. Los servicios web necesitan ganar dinero para poder existir, y el activo más importante que tienen cuando su tráfico es grande son los datos de los usuarios. Como dice John Cassanta, directivo de Tap Tap Tap –un competidor de Instagram– al New York Times, estamos hablando de ”un servicio gratuito. Tienen que monetizar de alguna manera“.